martes, 10 de enero de 2012

Te echo de menos

Mi padre tiene cada cosa... Hoy que estoy animada, que he dado el paso importante para comenzar mi nuevo futuro... va y me saca una foto de mi TATA.. bueno, en realidad era su TATA, su niñera, pero que desde que nací ha sido también mi TATA.

Era como mi tercera abuela. Ella entró a trabajar de interna en casa de mi abuela (donde yo vivo ahora) cunado apenas tenía 8 o 9 años, como sirvienta, conforme fueron naciendo mis tíos ella los fue criando, y el último fue mi padre.

Mi tata se casó con un labrador que se llamaba Pedro, el tío Pedro, que también trabajaba para mis abuelos, y se fue, como es normal, a vivir a su casa, pero siguió trabajando aquí hasta que tubo que dejarse el trabajo.

Aún así, ella siempre ha sido parte de mi familia. La tata Fina (ese era su nombre) nunca tubo hijos, no me explicaron el porque, y todo ese amor que no pudo dar, se lo regalo íntegro a mi padre (su pequeño) y por ende a toda su familia.

Recuerdo que mi madre la quería con locura, decía que era mejor que una suegra, era una amiga y que mi hermana y yo fuimos las nietas que nunca tubo. Uno de los recuerdos que guardo con más amor sucedió un verano cuando trabajaba de monitora de natación en el camping de Cullera. Yo todavía no tenía coche, eso quiere decir que seria allá por 2003 más o menos, y mi madre venia a buscarme todas las tardes. Mi tata tenía ilusión de verme trabajar y acompañó a mi madre.

Todavía me emociona el recordar las lagrimas en sus ojos cuando me preguntaron que quien era la señora que estaba sentada con mi madre y yo contesté que era mi abuela. No lo dije por mentir o por quedar bien, lo hice porque era lo que sentía, Mi Tata era mi tercera abuela, y me sentía sumamente afortunada de poder haber disfrutado del amor de tres mujeres maravillosas, mi abuela Carmen (de la que he heredado muchísimo más que el nombre), mi abuela Pepica (una dama con clase como ninguna) y mi abuela Fina (el amor y la dulzura personificadas).

1 comentario:

  1. Sí, a veces hay personas que pueden llegar a ser igual o más importantes que alguien de nuestra propia sangre, sin tener la necesidad de entregarnos tanto, sobrepasan los límites. Y también es porque en tu caso, te comportaste de igual manera, devolviéndolo, es un hecho que dice mucho de una persona.

    ResponderEliminar