martes, 26 de julio de 2011

Las mentiras

Ayer me paso algo gracioso, si se puede llamar así. Dejando de lado que se me pinchó la rueda de la bicicleta en mitad de la montaña y me tocó bajar andando. Me llamó por teléfono un chaval que conozco, le dolía el pie, no podía andar. Y yo, como soy idiota, a la par que fisioterapeuta, fui con toda mi buena voluntad.

Llegué a su casa, no vivimos en el mismo pueblo, llamo a la puerta y aparece él con una sonrisa radiante de oreja a oreja. le pregunto, a ver chico lesionado..¿que te pasa? y me planta un beso en los labios. Nada, quería verte. y allí me quedo yo, petrificada en el portal de su casa, con todas las vecinas mirando hasta que me invita a pasar.

El resto ya os podéis imaginar, las risas por la cara de boba que se me quedó, el tonteo y al final, los besos, las caricias y lo mejor... la venganza, el levantarme y dejarlo a medias. Tenía que regresar a casa.

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